Adiós.

Su vida, corta y complicada, había transcurrido entre pasillos y paredes de metal. Para muy pocos significaba algo, para la gran mayoría no era nada, incluso menos que nada; pero luego estaba ella, quien lo era todo, el principio y el fin.
    Ella le enseñó cuanto sabía, incluido el valor de las cosas intangibles. Hizo que lo abstracto tomara forma cuando se lo mostró. Siempre creyó que su existencia, aunque banal, transcurriría al lado de su única amiga. Un universo plagado de mundos, de los cuales incluso recorrieron algunos juntos, para verla marchar ante sus ojos.
    La cuidó cuando estuvo herida, bromearon juntos y hasta viajaron durante meses únicamente con la mutua compañía que se hacían. Nada tendría sentido sin ella, pero se iba sin que pudiera evitarlo. Aunque lo peor fue saber que mentía en sus últimas palabras. Estas no fueron parte de una despedida feliz, ya que había aprendido a saber cuándo mentía u ocultaba algo, y aquella fue una de esas ocasiones; por eso supo al instante que no la vería nunca más.
    Le habría dicho cualquier cosa con tal de que se quedara, incluso llorado y gritado. Sin embargo, no pudo hacer nada de esto, pues era un simple androide viendo marcharse a la persona que le había enseñado a ser humano.
    —Adiós... —susurró al cerrarse la puerta, y ella se fue.

Comentarios

  1. Tal y como tú habías dicho: breve pero intenso. Me gusta la carga emocional que transmites en tan poco espacio, y el giro del final es un cierre muy bueno. Una gran muestra de todo lo que se puede contar en un microrrelato.

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    1. Me alegra mucho que esté gustando. Es la primera vez que me atrevo a escribir algo tan corto, pero, sin duda, el buen recibimiento que está teniendo me animará a realizar más trabajos parecidos. En caso de hacerlo, me reservo una pequeña gran sorpresa tanto de este, como de los próximos microrrelatos, que iré publicando. Muchas gracias por comentar y por la opinión.

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  2. Buenos días

    Este relato me ha sorprendido muy positivamente. A pesar de lo corto que es, transmite muchísimo. También pienso que las máquinas inteligentes, ya sean androides o software, necesitarían un mentor para desarrollarse. La relación tan emotiva que sugieres entre el andoride y su mentora me ha gustado mucho.

    Un saludo.

    Juan.

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    1. Buenos días, Juan,

      Me alegra mucho que te haya sorprendido y disfrutases con el relato. Esa es exactamente un poco la idea que yo también tengo a la hora de imaginar una inteligencia artificial. El día que existan, si es que ella, creo que también necesitarán de un periodo de aprendizaje, ya que al tratar con humanos deberán aprender el comportamiento de estos. La relación emotiva ya es parte de la ciencia ficción, pero de ser inteligentes, opino que también se aferrarán a aquellas personas que aportan un gran número de conocimientos a su inteligencia o que, a su entender, les beneficiará de algún modo estar cerca de ese ser. Así que tampoco les resultará sencillo separarse de sus mentores.
      Un saludo y, de nuevo, muchas gracias por la opinión y comentar.

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